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sábado, 23 de febrero de 2008

Adiós

Ya gastamos las palabras en la calle, amor mío,
Y lo que nos quedó no alcanza
Para alejar el frío de las cuatro paredes.
Gastamos todo menos el silencio.
Gastamos los ojos como la sal de las lágrimas,
Gastamos las manos a fuerza de apretarlas,
Gastamos el reloj y las piedras de las esquinas
En esperas inútiles.

Meto las manos en los bolsillos y nada encuentro.
Antes teníamos tanto que darnos uno al otro;
Era como si todas las cosas fueran mías:
Cuanto más te daba más tenía para darte.
A veces tú decías: tus ojos son peces verdes.
Y yo lo creía.
Lo creía,
Porque a tu lado
Todas las cosas eran posibles.

Pero sucedió en la época de los secretos,
En la época en que tu cuerpo era un acuario,
En la época en que mis ojos
Eran realmente peces verdes.
Hoy son sólo mis ojos.
Es poco, pero es verdad,
Son unos ojos como los demás.

Ya gastamos las palabras.
Cuando ahora digo: amor mío
Ya no pasa absolutamente nada.
Y antes de las palabras gastadas
Tenía la certeza
De que todas las cosas se estremecían
Sólo de murmurar tu nombre
En el silencio de mi corazón.

No tenemos ya nada que darnos.
Dentro de ti
No hay nada que me pida agua.
El pasado es inútil como un harapo.
Y ya te dije: las palabras se han desgastado.

Adiós.


Poem by Eugenio de Andrade (traducción al castellano)

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